- By: clxwnmxsk
- Romance; fluff. au!
- 719 ~ one shot.
- Créditos correspondientes al autor de la imagen.
- Música de ambientación sugerida: La Oreja de Van Gogh - Soledad ♪
sábado
❝❞ ━: Teléfono「 EreRi 」
Levi había adquirido una costumbre
cada que Eren se daba la vuelta. Y eso era el sacarle la lengua de manera
infantil al celular de éste, por creer que para lo único que servía, era para
robarle el tiempo de su novio con su insistente sonar.
Sonaba ridículo si lo decía en
voz alta, pero por vez primera, desde que conoció al castaño, al fin pudo
conocer cómo se sentían los dichosos celos. Y era tonto. Porque ni siquiera los
había sentido con Armin, el mejor amigo de Eren, ni mucho menos con Mikasa, a
quien el castaño consideraba una hermana. Y eso que ellos eran bastante, mucho
más melosos con su novio que el tonto del aparato que reposaba sobre la pequeña
mesa al frente del sofá.
Lo más curioso de todo era cuanto
tiempo le había llevado al más bajo sentir aquello. Porque solo se necesitó
poco más de un día y medio para que quiera tirar aquel aparatito por la
ventana.
Había empezado el domingo pasado
cuando en medio de risas y caricias compartidas debajo de las sabanas, el
teléfono del menor comenzó a sonar. No era algo raro e inusual, al menos Levi
así lo entendió los primeros diez minutos. Sin embargo, para cuando la llamada
se extendió por los próximos veinte minutos, supo entonces que el día que se
suponía que tenía que ser perfecto, se había ido por la borda sin retorno
alguno.
Ni siquiera cuando Eren salió de
la habitación, con uno de sus trajes, disculpándose con un beso y un adiós. Ese
momento Levi supo que podía explotar, porque ¿Quién demonios trabajaba un
domingo? Y sobre todo a mitad de sus vacaciones de fin de año. Él no lo
entendía, pero decidió dejarlo pasar, pues Eren siempre había tenido buenas
razones para dejarlo colgado. Justo como lo había hecho ese instante.
El lunes por la tarde fue igual.
En medio de un beso de bienvenida, aquel aparato se le dio por vibrar junto a
aquella musiquita que él comenzaba a detestar. Nuevamente Eren se disculpó con
la mirada, en lo que contestaba la llamada girando en contra de él.
Bufó por lo bajo entretanto en su
mente no dejaba de maldecir ese bendito teléfono. Si lo pensaba detalladamente,
era hasta algo ridículo pues no era culpa del celular sino de las personas tras
la llamada, quienes conspiraban en su contra para robar el tiempo de su novio,
dejándolo a él sin nada. Pero él no conocía a las personas con quienes
trabajaba el menor, en ese caso en vez de desperdiciar energías y tiempo
averiguando quienes eran, prefería maldecir al artefacto del demonio por sonar
cuando menos lo quería.
Para su infortunio no puede
quejarse si quiera. Había muchas razones para ello, pero en especial dos:
primero, decirle a tu novio que estas celoso de un teléfono era tonto; y
segundo, él no era precisamente la persona más expresiva posible, y prefería no
serlo.
No obstante, fue el miércoles de
la siguiente semana cuando ya no lo soportó. Eren había llegado aproximadamente
a las seis de la tarde, y como siempre se quitó su saco colocándolo sobre el
respaldo del sofá. Aflojo el nudo de su corbata y se sentó en el sillón para
seguidamente, prestarle más atención a su teléfono que a él.
Levi, quien se esperaba algo como
eso, dejando de lado el libro que estaba leyendo, recostó su cabeza sobre las
piernas del contrario y comenzó una leve caricia sobre el oído del menor quien
de inmediato paro cualquier movimiento y clavo su mirada en él. Sabía que
aquella parte de su cuerpo era su punto débil, y ahora quería aprovechar ello.
Sus caricias sobre esa zona no disminuyeron ni mucho menos aumentaron. Eso en
conjunto con su mirada, fue suficiente para que Eren ahora le prestara total
atención.
No había querido expresar sus
verdaderos sentires, pero había pasado algún tiempo y no veía algún cambio. No
quería aceptarlo, pero ello le preocupo. Así que, con voz baja, casi en un
murmullo, expresó:
—Toda tu atención la quiero solo
para mí.
El castaño se quedó pasmado ante
tales palabras, boqueo un par de veces para luego negar un poco tratando de
recuperar la concentración, y seguido de ello le mostro aquella sonrisa
infantil que lo caracterizaba, diciendo un quedo: sí.
PD. Disculpen los errores, y ¡GRACIAS POR LEER! ♡
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