Pedir
perdón puede contar en un momento como este. Se que hice las cosas mal pero no
me arrepiento, porque todo tiene una razón y esa razón…fuiste tú.
Si
empezara por el comienzo, diría que fui yo quien comenzó haciendo todo mal. Desde
aquella cita pactada en la misma cafetería a la que solíamos frecuentar todo
cambio. Quería presentarte a alguien importante, a alguien que había formado
parte de mi vida tomando un papel principal, quería presentarte a ti como la
persona que formaba parte de mi reducida familia que consistía en tú y yo.
Pero
ella no llego, y ambos nos quedamos a la espera de saber si se había retrasado
o de plano nos había cancelado. Al menos así fueron los primeros minutos, ya
que luego nuestra conversación se dio natural como siempre solía serlo.
Te
hable de mi trabajo, de como poco a poco comenzaba a mejorar con aspiraciones a
un gran ascenso. Me felicitaste con orgullo y exclamaste un claro ‘ese es mi hermano’. Me comentaste
acerca del tuyo y dijiste que probablemente no estaba tan bien, pero que ni por
eso te rendías y seguirías adelante por que así lo deseabas y sonreí
enternecido pues siempre eras un luchador y me llenaba de gran felicidad el
saber que seguías siendo el chico de sonrisa alegre y mirada radiante.
Los
segundos se convirtieron en minutos y éstos en horas. Llegamos a la conclusión
de que así podríamos pasar el día entero y nunca nos cansaríamos.
Tú
solo sonreíste, y yo sentí mi corazón acelerarse.
Al
día siguiente fue igual, Mai tampoco se presentó y mientras bufaba por lo
bajo maldiciendo un poco todo, tú apareciste a mi lado, palmeaste mi espalda y
me dijiste que no me deprimiera pues el espectáculo era grande y mi ánimo tenía
que estar por los aires al igual que aquellos destellos que se dibujaban en el
cielo nocturno iluminando toda la ciudad.
Nuevamente
por saber que todo comenzaba a cambiar y no hacer algo al respecto. Esa noche
te quedaste conmigo en mi departamento, charlamos, jugamos y al final la
pasamos bien. Siendo nosotros mismos, siendo nosotros.
Las
citas pactadas para tres terminaban siendo solo para dos, nos dimos cuenta que
no nos incomodaba y disfrutábamos lo más que podíamos. Tu compañía y mi
compañía. Amigos que desde siempre lo fueron. Entonces... ¿cuando empezó a cambiar todo?
¿Acaso
fue esa noche en la que te llame estando completamente ebrio pidiéndote que me
buscaras? ¿O acaso cuando hice un comentario de tus mejillas haciendo que
enrojecieras por completo? ¿Cuándo cambio todo? ¿Cuándo cambiamos? ¿Cuándo deje
de verte como un hermano? ¿Cuándo deje de verte como un amigo? ¿Cuándo…?
—Acabas
de arruinarlo todo —expresaste sin pudor cuando decidí seguir mis impulsos y te
bese.
Decir
que me quede callado debido a la conmoción fue poco, me quede callado porque
ese día tú me destruiste por dentro. Alteraste todo orden en mi vida dándole un
giro de 180º y no te atreviste si quiera a notarlo. Entonces ¿Quién tiene la
culpa? ¿Tú o yo?
¿O tal vez los dos?
Probablemente
las cosas se hubieran dado de diferente manera si hubiera estado seguro de mis
sentimientos por quien realmente era mi novia. Sin embargo Mai no estaba en
los momentos en los cuales yo precisaba de compañía para poder charlar o solo
disfrutar la compañía uno del otro. No. Ella no estaba, nunca lo estuvo. Porque
eras tú, eras tú quien ocupaba ese lugar en mi vida. Ese lugar imprescindible
que por nadie sería remplazado. Pero ahora que no estas…
¿Qué se supone que deba hacer?
—Akashi
¿me estas escuchando? —Salí de mi ensoñación percatándome de donde estaba y
sobretodo con quien estaba.
—Lo
siento, me distraje por un momento —me disculpe inmediatamente recibiendo una
sonrisa como respuesta.
El
resto de la cena transcurrió de manera normal. Conversaciones triviales,
sonrisas cortas, preguntas casuales, todo completamente ordinario. Para cuando
me despedí de Satsuki el reloj en mi muñeca marcaba las nueve de la noche,
resople repetidamente mientras me dirigía a mi departamento.
Mi
vida había llegado a un punto que parecía irreversible, porque si realmente lo
fuera, serían varias cosas las que me gustarían cambiar. Como por ejemplo el
salir con Mai, el haber tenido la intención de presentársela a mi, antes,
mejor amigo, el que ella no hubiera llegado a tiempo, el que él si lo haya
hecho, el haberle hablado…el haberlo besado.
Lo
cambiaría todo, ya que gracias a ese pequeño incidente, toda mi vida cambio. El
ascenso por el que tanto esperaba llego hasta mis manos en forma de papel
faltando solo mi firma para que me mandaran a la capital, con el doble de
salario y estadía en un lugar céntrico y completamente a mi disposición. Eso
implicaba por supuesto, una mudanza inmediata. No era algo que hubiera pensado
mucho, para ese punto sabía que era lo que sentía por quien fue mi amigo y lo
vació que me sentía cuando hablaba de Mai.
Firmé.
No
se lo comente a nadie más que a mis padres. Les pedí el favor de que lo
mantuvieran en secreto pues no quería toparme con alguien conocido por aquí.
Quería empezar de cero en un lugar donde las personas no me conocieran, muy
aparte de lo profesional, y donde pudiera mostrarles una faceta diferente a lo
que realmente era. Era como un pequeño reinicio a mi vida, solo de esa manera
olvidaría los problemas de mi pasado: como el descubrir que mi novia me
engañaba con un compañero de planta, o el saber lo poco que me importaba por
descubrir que a ella…realmente no la amaba.
¿Huí?
Si,
lo hice. Y se sintió bien en su momento. Era fácil dibujar sonrisas cuando las
demás personas no sabían quien realmente eras, porque no podían ver a través de
esos gestos como las lágrimas se asomaban. Ellos no sabían y así era mejor.
Las
noches se volvían entretenidas cuando un compañero me invitaba a beber, me
presentaba a una amiga y las cosas se daban por si solas. Era interesante hasta
ese punto, no obstante…las mañanas eran las peores, por no reconocer a la
persona a tu costado, por ni siquiera recordar su nombre o siquiera como
llegamos hasta allí.
Sentirse desolado aún estando
rodeado de gente.
Recordaba
que era lo que me traía a llevar una vida como la mía y la amargura embargaba
mi corazón que solo quería repetir todo de nuevo y comenzar otra mañana
sintiéndome miserable. Era como un castigo que yo mismo me daba, ya que en mi
mente y en mi alma solo tu nombre se marcabay yo trataba de retratar ese mismo nombre en el cuerpo de otra persona.
Imaginando que eras tú, tratando de recrearte en el cuerpo de algún extraño.
Despertando sabiendo que mi ilusión se partía a la mitad junto a mis
esperanzas.
Pues tú no eras quien estaba a mi
lado y no lo serías nunca.
PD. Disculpen los errores, y ¡GRACIAS POR LEER! ♡
By: clxwnmxsk
Romance; angst, fluff. au!
1163 ~ one shot.
Música de ambientación sugerida: Icon for Hire - Fix Me ♪
Arlequín de la antigüedad, aquel que sonríe con una sonrisa dibujada en carmín. Llevo letras en el alma y sueños en la cabeza. Caminante de una ruta sin retorno. Enamorada de un alma desahuciada que siempre recordaré a través de mis escritos, como él me recuerda en sueños.
¡Disclaimer!
A través de Tinta y Papel...
La mayoría de las veces sueño despierta y rio sola. Y está bien, porque así soy. Con una debilidad por las personas heridas y con un buen sentido del humor.
Una persona que gusta de la buena música independientemente del idioma, que adora las letras amorosas y el olor de los libros antiguos. Disfrutando de un buen anime para variar, al igual que los mangas que me consumen por completo.
Llevo una promesa de la luna tatuada en el alma: 11:06.
Llevo una máscara que unos chicos me regalaron con todo su amor.
Escribo por mero placer, de las parejas que muestran tanto cariño como por aquellos que los crearon.
¡Importante!
¡TaYuto!
❥「 Yutori es lo más dulce del mundo. Taku es lo más alegre y divertido que él adorara por el resto de su vida! 」
Era una injusticia no permitirme festejar cuando realmente quería reír. Era una injusticia pues la mascara de felicidad que cargaba como ...
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En una oportunidad quisiera hablarle a alguien. Les hablo a las personas que leyendo estas letras no se van, se quedan, tal vez por curiosidad, tal vez por simple morbo, porque simplemente les resulta interesante, les hablo a todos ustedes y les pido que me dejen seguir dedicando letras y pensares. Les cuento que encuentro placer en la lectura y la escritura, porque digo en ellas más de lo que mi garganta me permite. Le hablo al payaso que con generosidad me presto su máscara para que fingiera vivir, a sonreír...a simplemente existir...
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