En mi mente se repasan los últimos momentos
como cuando conté cada suspiro de tu parte, como cuando repase tus labios con
mis dedos y como cuando ambos lloramos bajo lluvia esperando confundirnos con
las estrellas y volar muy pero muy lejos sin mirar atrás…
En mi mente se repasan esos últimos
momentos y ahora entiendo cuan preciados eran, pues mientras tú me escuchabas
atenta yo hablaba sin parar. Rememoro esos momentos como la vez en la que
calada a calada tú me pedías que te besara y no te dejara de abrazar.
En mi mente se repasan todos esos
momentos pues el maquillaje estaba intacto en mi piel y las sonrisas solían
aflorar con facilidad. ¡Que ingenua eras! ¿Sabes cuantas veces quise llorar?
¿Sabes cuantas veces soñaba dejarme llevar al viento como una hoja seca en
otoño? ¿Sabes cuanto empezaba a amarte y tú sin más…te marchaste? Me
preguntaste porque llorar y yo te respondí que nada en mi rostro podría
corroerse.
Mentí.
Tal vez la relación hubiera sido más
llevadera si nuestras palabras no esconderían verdades como las mascaras
escondes nuestros rostros. Tal vez mi mente no hubiera sido tan autodestructiva
que al más pequeño indicio te provocara pánico para que decidieras dejarme. Tal
vez mis palabras hubieran sido más gentiles para que así tus manos no hubieran
dejado de tocarme. Tal vez mis besos hubieran sabido a verdad que cuando me
preguntaste por el día yo solo pude darte oscuridad. Tal vez hubieran sido
muchas cosas…pero no lo eran.
Suspiro a suspiro y gota a gota.
En mi rostro aun traigo esos colores
intactos y alegres sin que nadie se percate todo lo oscuro que puedo ser por
dentro. El gris me matiza así como un arcoíris se dibujaba alrededor de ti.
No te agradezco por nada pues mi
egoísmo supera mi bondad y es esa bondad que solo tú llegaste a ver…esa aquella
que nunca existió.
Mi mente sigue siendo un caos pero en
lo más recóndito de ella se encuentro algo que subsanar. Como un barco perdido
en altamar, como aquel paraje que siempre se desea encontrar. Le di tu nombre y
el gris de mi interior se empezó a difuminar.
— ¿Porque los payasos lloran? —pregunto ingenuo.
—Lloran porque el maquillaje no es suficiente para cubrir sus verdaderas emociones
cubrió sus muñecas—.
Lloran porque saben que ni las mejores sonrisas fingidas
superaran las más dolorosas lágrimas
—Expreso con una sonrisa, supo que esa expresión era falsa...
pero de todas maneras le correspondió y rieron juntos...
Tal vez queriendo llorar hasta quedar secos.
Suena bastante triste y melancolico ;-;
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