Un “gracias”
no basta para poder expresar toda la gratitud que tengo para contigo. Desde que
te conocí fuiste una especie de ángel guardián para mí. En su momento no quise
creerlo, pero siempre te encontraba a mi lado cuando más lo necesitaba, con tu
sonrisa radiante y tus manos entrelazadas entre sí.
El
recuerdo de nuestro primer encuentro sigue fresco en mi memoria.
No sabía
muy bien como comenzar una nueva etapa en mi vida. No sabía a qué exactamente
me enfrentaría. Tenía miedo, no lo niego. Miedo de no encajar, miedo de que los
directivos de la discográfica vieran fallas en mí, y desistieran de querer
formar una banda conmigo incluido. No obstante, todo mi ser me decía que el
cambio era necesario en mi vida. Que tenía que dejar de ser un chico que solo
componía para pasar el rato, a solas en su habitación. Que mi guitarra era mi
única fiel acompañante, y que las notas creadas de una mente aburrida, tenían
que salir de esas cuatro paredes. Sin embargo, al llegar a la capital, me sentí
desorientado. Estaba en el mismo país, el viaje de Osaka hasta Tokyo no era muy
largo, pese a que yo lo haya sentido así. Y para cuando llegué al sello
discográfico, nuevamente me perdí. Mi desorientación me llevó a pedir
indicaciones tres veces, y justo cuando pensaba desistir, regresar al día
siguiente y pedir disculpas por mi falta anterior, tú apareciste.
Me
tocaste el hombro, me sonreíste y preguntaste si iba por la propuesta de formar
parte de la nueva banda. Asentí sin saber que más hacer. De repente mi voz no
la encontraba, mis manos se aferraron a los interiores de mis bolsillos, y mis
pies se sentían inquietos en su lugar. Y de nuevo me sonreíste, me disté una
señal para que te siguiera y así lo hice.
Verte
caminar a mi lado me hizo apreciar lo hermoso que era tu perfil, parecías un
hombre maduro enfrentándose a la vida sin temor; nuevamente me miraste y me
dedicaste esa sonrisa que empezaba a gustarme y lo dulce de tu rostro me
descoloco por un momento. No supe cómo responder, traté de imitar tu sonrisa y
fallé terriblemente. Me dedique a verte de reojo, apreciar tus facciones y
comenzar a recordarte. Sinceramente no me pareciste sumamente atractivo, ni
sexy, ni nada por el estilo, solo me pareciste…bonito.
Lo que
vino me sorprendió aún más.
— ¿Estas
muy nervioso?
Nuevamente
me habías hablado, y nuevamente trate de atar palabras que poder expresar,
quedándome en blanco. No esperaste respuesta mía, solo fuiste hasta la puerta
que nos habían indicado y abriste dejándonos pasar.Para cuando llegamos, todos ya se encontraban allí. Vi a tres
chicos más de casi nuestra edad, excepto por uno que parecía ser menor. Nos
presentaron a cada uno de los presentes, y ahí fue cuando descubrí tu nombre y
volví a ver esa linda sonrisa que antes, con amabilidad, me mostraste a mí.
El inicio
fue complicado, lo reconozco. Las cinco personas que conformaríamos la banda,
teníamos todos diferentes personalidades, pero de alguna manera logramos
encajar. La nueva etapa en mi vida que tanto buscaba, por fin comenzaba.
Y serías tú mi más fiel compañía.
Ahora
tengo muchas cosas por las cuales debo agradecerte. No solo fue en nuestro
primer encuentro, fueron en muchas ocasiones más.
Gracias
por esperar a que te hablara al tercer día, ya que los dos primeros me vi
balbuceando como un perfecto idiota mientras tú solo reías y respondías por mí,
acertando en cada respuesta. Me sorprendías cada vez más, y tu sonrisa cada día
se volvía algo indispensable en mí día a día.
Gracias
por la vez en la que me prestaste tu paraguas aquel día de lluvia, mintiéndome
asegurando que tenías otra, cuando en realidad era lo contrario. Todavía
recuerdo tu espalda alejándose de mí, quise ir tras tuyo, pero me contuve por
ser demasiado tímido. Al igual que un tonto.
Gracias
por decirme que era uno de los mejores guitarristas con los que habías tocado.
Apenas escuchar esas palabras, sentí como mi pecho se inflaba y una sonrisa
afloraba en mi rostro. Muchas veces llegue a sentirme inseguro de mi talento,
pero tú me alentaste y fuiste mi más grande inspiración.
Gracias
por quedarte conmigo hasta altas horas de la noche para practicar. Nuestra
primera gira como solitario, había llegado más pronto de lo que habíamos
pensado. No era la primera vez que nos presentaríamos en público, pero saber
que seríamos nosotros los únicos en un escenario, con un repertorio más
completo y cientos de personas observándonos, me ponían nervioso, muy nervioso.
Pero estuviste allí cuando te pedí ese favor de quedarte conmigo, me sonreíste
como de costumbre y supe que estar a tu lado me hacía feliz.
Gracias
por llamarme aquella noche pidiéndome que fuera por ti. La celebración por
culminar nuestra primera gira en éxito, nos había llevado a celebrar con el
resto de los miembros de staff, para luego hacerlo tú con unos amigos a quienes
no veías desde hace algún tiempo. Al inicio, no mentiré, me sentí un poco
desilusionado de que no quisieras quedarte con nosotros para celebrar…conmigo. Pero ello no importo, cuando a
las dos de la mañana, me llamaste entre balbuceos y notablemente cansado. Me
asuste un poco, pero aseguraste que estabas bien y comenzaste afirmar que la
edad comenzaba a pesarte, y tu resistencia al alcohol comenzaba a mermar.
Todavía recuerdo sonreír embobado mientras escuchaba tus lamentos pidiendo que
te fuera a auxiliar, entretanto me cambiaba de ropa, escuchando risas y música
del otro lado de la línea.
Ese día
fue especial ¿sabes? Tal vez ahora no lo recuerdes, pero cuando llegué te veías
con los ojos rojos y balbuceabas incoherencias; estabas muy tomado. Tus
mejillas estaban más rojas de lo común, y tus labios se relamían una y otra vez
tratando de explicar lo que había pasado en la noche; pero no te entendía, y tu
solo te reías. Aun con mis nervios por mil, logre llevarte afuera para que
pudieras tomar un poco de aire fresco, que ciertamente necesitabas. No parabas
de reír cono cada palabra que decías, empezaste hablando de la fiesta y
terminaste hablando de la contaminación ambiental. No pude evitar reírme con
cada ocurrencia que decías, que terminé llorando de la risa, al igual que tú.
Las cosas pasaron muy rápido luego de eso, pero puedo jurar que nunca antes me
había sentido más feliz al sentir tus labios contra los míos. Llevábamos una
danza acompasada, como si ese momento estuviera escrito desde antes, y solo
bastaba un movimiento por parte de alguno de nosotros. El primer movimiento lo
tuviste tú, más eso no impidió que yo lo siguiera con mis manos en tus caderas,
profundizando aquel beso que por tanto tiempo había estado anhelando.
¿Sabías que ese día yo sentí
tocar el cielo con las manos?
Gracias
por aparentar normalidad ante lo sucedido en esa fiesta. No te mostraste
incomodo, porque al parecer no lo recordabas debido a tu estado de ebriedad,
pero yo si lo recordaba, y fue duro admitir que estaba enamorándome de ti cada
vez más. Notaste lo nervioso que me ponía tu cercanía, que tratabas en lo
mínimo de incomodarme. No se cuales habrán sido tus pensamientos en esos
momentos, pero fuiste muy considerado y eso solo profundizo aún más los
sentimientos que tenía por ti.
Gracias
por escogerme a mí como primera opción para componer las canciones principales
del nuevo álbum. Me habías escuchado componer a solas en el estudio de
grabación, mencionabas varias veces que lo hacía muy bien, me propusiste la
idea de componer de formar oficial para la banda, y pese a que te dije que no
estaba seguro, tú habías logrado impulsarme en mi carrera con esa simple
propuesta. No mentiré, me entusiasmé muchísimo el que todos estuvieran de acuerdo.
Tanto, que ese mismo día te lo demostré con ese enorme abrazo de oso que te di,
tú solo reías correspondiéndome el abrazo y para cuando nos vimos a los ojos,
nació en mi la leve esperanza de que tal vez, solo tal vez, podías llegar a
sentir lo mismo que yo.
Gracias
por apoyarme en cada presentación, diciéndome que lo haríamos bien, que
estábamos juntos y que eso era lo importante. Aún recuerdo tu expresión cuando
tomaste mi rostro entre tus manos e hiciste que te mirara al rostro. Me da
vergüenza admitirlo, pero pensé que me besarías que sin querer estire mis
labios hacia ti causando que te rieras, y que yo me pusiera de mil colores.
Gracias
por levantarme el ánimo cada que me notabas decaído ante mis pensamientos por
querer volver a Osaka. Lo pensé muchísimo ¿sabes? Desde un principio sabía que
había muchas cosas en juego, pero no importaba cuantas vueltas le diera,
siempre llegaba al mismo resultado: no quería alejarme de ti. Pensar en otra
persona que no fuera yo o algún miembro de mi familia, no me había sucedido
antes de conocerte. Te volviste alguien tan esencial en mi vida que me plantee
mucho lo que tenía que hacer.
Al final
solo llegué a la conclusión de que realmente te amaba.
Gracias
por respetar mi decisión de marcharme del grupo y, sobre todo, por entender mis
razones del porque lo hacía. Nuestra última conversación marco un antes y un
después en nuestras vidas. Al final, fuimos todos nosotros quienes llegamos a
la misma conclusión: la separación era inminente. Marcamos un inicio juntos, y
de igual forma marcaríamos un final. Recuerdo ver el rostro de todos cuando la
reunión termino. Y mi preocupación fue en aumento, cuando vi el tuyo. De
inmediato quise ir hasta ti y decirte que éste no sería el final para nosotros,
si es que teníamos algo, pero
simplemente te levantaste de tu lugar y saliste de allí.
Gracias
por decirme tales palabras cuando más las necesitaba. Cuando la fecha
estipulada había llegado por fin, todos nos dimos un gran abrazo en conjunto,
celebramos una última vez y comenzamos a irnos por caminos distintos. Fuiste tú
quien se ofreció en ir a mi departamento para ayudarme a terminar de empacar.
Sin embargo, mientras yo terminaba de empacar mis cosas, tu solo me veías desde
el marco de la puerta sin decir nada y con la vista baja. Tú silencio me
inquieto, que de pronto pensé que me reclamarías, que me insultaras diciéndome traidor
o cosas por el estilo; más lo que vi, jamás me lo esperé.
Tú solo
evadiste mi mirada cuando note la primera lágrima deslizarse por tu mejilla. Note
como mordías tus labios en un intento desesperado por parar ese llanto que
desbordaban de tus ojos, de esos hermosos ojos de los cuales me enamore.
La frase
que me dijiste a continuación nunca la olvide. Siempre quedo grabada en mí como
si fuera un tatuaje en la piel. “No vayas
a dejar de amarme apenas cruces esa puerta”. Me quedé estupefacto, sin
saber que decir u hacer. Debo admitirlo, quise responderte luego que no lo
haría, que jamás te olvidaría y sobretodo que siempre te amaría, pero apenas
gire sobre mis talones, tú solo corriste de manera veloz al baño encerrándote
en él y dándome la despedida más difícil de toda mi existencia.
Gracias
por reunirte conmigo una última vez antes de que partiera de vuelta a Osaka.
Recuerdo que fue Chizuru quien te dio la noticia, él mismo me lo había
comentado, más no esperaba que luego de ello quisieras verme. Nuevamente no
sabía qué hacer, que decir, ni siquiera sabía cómo vestirme: con algo de la
ocasión o solo algo informal. Al final terminé vistiendo con lo primero que
encontré. Para cuando llegué tú ya estabas ahí, confirmé que había llegado
tarde. Tuve miedo de hablarte y que me rechazaras, y recordé el último mensaje
que me disté. Entonces con la firme idea de confirmar tus palabras, asegurando
cada una de ellas, te fui a saludar.
Gracias
por darme el mejor día de mi vida. Luego de que charláramos por horas y horas,
como si realmente el tiempo se hubiera detenido solo para nosotros, para que
disfrutáramos de cada segundo a lado del otro, tú me pediste que te llevara una
vez más a mi departamento. No me negué, pero el descubrir tus intenciones, me
asombre a tal punto que ésta vez no balbucee, solo me quede callado.
Primero
lloraste en mis brazos confesando que también estabas enamorando de mí, que me
amabas como sabías que yo lo hacía, que todos los días añorabas mi presencia y
preguntaste si yo también lo hacía. ¿Cómo pudiste si quiera dudarlo? Te
extrañaba como nunca a nadie había extrañado, todos los días me preguntaba por
ti y siempre pedía porque estuvieras bien. Entendí que lo nuestro era algo más
que amor, era añoranza, deseos de bien para el otro, amistad, adoración.
Yo te
adoraba y tú de igual forma.
Todavía
recuerdo lo inexpertos que nos veíamos para cuando hicimos el amor por primera
vez. Tú temblabas bajo mío y yo solo trataba de mantener la cordura para no
lastimarte, y hacerte saber en cada beso, en cada estocada, en cada suspiro
cuanto te amaba. Esa noche nos volvimos uno. Te amé como nunca y tú me añoraste
como a nadie.
Gracias
por la despedida y esa promesa de amor que aún mantenemos. Minutos antes de que
ingresara al tren que me llevaría de vuelta a casa, tú viniste corriendo
gritando mi nombre. Te veías agitado que me pregunte por cuanto tiempo habías
estado en plena maratón. Me diste una carta, y murmuraste para mí que me
esperarías y que al volver serías la primera persona en recibirme.
Esa noche
no pude evitar soltar lágrimas de felicidad al leer la nota que me dejaste.
Solo fueron unas cuantas palabras, pero solo eso basto para que me destrozaras
y reconfortaras por dentro en solo un segundo. La nota decía: te amo, no lo olvides.
Gracias
por permanecer en mi pensamiento cuando pensé que no la libraría. Un terrible
terremoto había afectado todo el país, especialmente la ciudad en donde yo
residía. En el peor momento posible y en el mejor de mi vida. Puedo jurarlo, el
ver morir a cientos de personas sin tener siquiera la opción de ayudarlas por
estar atrapado, era una imagen que nunca olvidaría. Me sentí aterrado, pero no
de que pudiera perder la vida en cualquier momento, me sentí aterrado de no
volverte a ver. La sola idea infundía un miedo impresionante en mí, como
también me daba las fuerzas por resistir lo más que podía. Confiando en que la
ayuda llegaría. Pidiéndole a Dios todas esas noches, un solo deseo: el de
dejarme verte una vez más. Solo eso.
Gracias
por cumplir tu palabra como lo habías prometido. Cuando todo hubo terminado,
encontrándome a salvo nuevamente en casa, pensé que ya nada tendría sentido. Lo
admito, fue muy pesimista de mi parte el pensar que ya me habías olvidado luego
de ver las noticias, y que probablemente estarías a lado de otra persona
haciendo tu vida como deberías. Pero no lo hiciste, porque aún con la vista al
suelo y mi maletín al hombro en medio de la estación, a lo lejos oí tu voz a la
perfección. Temía que fuera otro de mis sueños y solo seguí adelante, más
cuando tomaste mi muñeca y al fin pude verte, ni tu ni yo pudimos contener
nuestro llanto, y en medio de un abrazo terminamos arrodillados en el suelo sin
soltarnos. Deseando que aquello fuera real, que no fuera un sueño, Y repetimos
cientos de veces que nos amábamos y sobretodo, que todo estaría bien.
Pasamos
por muchas cosas, lo reconozco. Tuvimos días malos, como toda pareja.
Descubrimos lo fácil que podíamos estallar solo por unas cuantas palabras o
unas simples acciones; las reconciliaciones eran lo mejor, no solo eran besos
mientras te tenía arrullado en mis piernas, también lo era hacer el amor hasta
cansarnos y terminar dormidos, abrazados como si nunca quisiéramos separarnos.
Descubrí que la mejor melodía, eran tus latidos al dormir. Solo eso me podía
hacer inmensamente feliz.
La
convivencia contigo fue devastadora, no mentiré. Pero vivir sin ti…no quería ni
siquiera imaginármelo. Era cierto que muchas veces eras bastante infantil, me
desesperabas, sin embargo, no podía amarte menos. Eran todas tus acciones
infantiles o no, desesperantes o no, lo que me hacían amarte y adorarte como a
nadie.
Por último,
quiero darte las gracias, porque después de tantos años de relación, decidiste
dejarme. Gracias por ello, gracias por ser mi ángel de la guardia en todo
momento. Gracias por soportar todo lo que pasamos después de tanto, gracias por
esperarme. Y, sobre todo, gracias por amarme.
Ahora ya
has partido, el monitor así lo demostraba. Junte nuestras manos una vez más,
tenían arrugas y se veían desgastadas. Lloré sobre ellas y recité cuanto te
agradecía por concederme el lugar de ser yo quien tuviera que sufrir con tu
partida, de ser yo quien te pudiera llorar al pie de una lápida. De ser yo el
que tuviera que pasar con este dolor de no poder más, de ser yo…y que no fueras
tú.
Sé que
pronto te veré de nuevo, y podremos amarnos como siempre lo hicimos. Para poder
enamorarme de ti una vez más. Para poder decirte ‘te amo’ y escucharte decirlo a ti también, y poder besarte bajo
esa luna testigo de nuestro amor.
Gracias
por todo. Muchísimas gracias, Yutori.
PD. Disculpen los errores, y ¡GRACIAS POR LEER! ♡
By: clxwnmxsk
ペンタゴン、(Pentagon); yaoi; boyslove; Taku x Yutori; jrock shipps.
Romance; fluff. au!
2,915 ~ One Shot.
Música de ambientación sugerida: ペンタゴン、(Pentagon) - Goodbye ♪
Cuando el telón se cerraba, las luces se
apagaban, y la vestimenta de la época victoriana se devolvía a los vestuaristas,
la vida de Sebastian y Ciel volvía a su rutina tranquila y sosegada apta para
los dos. Y es que muy pocas personas se imaginaban que tras los papeles de
mayordomo y conde que se mostraba a los televidentes, en realidad solo se
encontraban a un maestro de secundaria con fascinación a los gatos (esa parte era real fuera de la serie) y
la literatura inglesa, y a un adolescente con un promedio escolar regular,
cierta tendencia a lo friki y temor a las tormentas.
Si, Sebastian y Ciel podían llegar a ser
más comunes que lo que muchos se imaginaban. A excepción de cierto detalle:
ellos realmente eran una pareja. Pero no una pareja de tutor o alumno (aunque
eso también lo eran, pero dejémoslo de lado por un momento), sino una pareja
sentimental, romántica, aquella que comparte abrazos en días festivos, y en
días que no lo son, y miran películas acurrucados en el sofá cuando no quieren
salir de casa los sábados por la tarde.
Si bien era cierto, que Sebastian podía
llegar a verse muy mal ante la sociedad si ventilara su relación con un menor, también
lo era que muy poco le importaba. Amaba a Ciel, y sabía que éste tenía el mismo
sentimiento para con él. Ya que esa mirada heterocromática que el menor solía
darle, cada que se quedaba viéndolo por minutos cuando creía que éste no se
daba cuenta, resumían todas las palabras románticas existentes en el mundo, y
las que no existían también.
Ciel era huérfano, eso no se alejaba
mucho de la ficción, con la diferencia de que sus padres no fallecieron cuando
él era un niño, ya que Ciel de hecho no conocía a sus padres ni sabía cómo
eran. Él solo sabía que había sido abandonado en un orfanato, y que tiempo
después fue adoptado por quien ahora era su “pareja”.
Tenía una pequeña deficiencia con su ojo
derecho, lo que lo llevaba a tenerlo de otro color, y por lo tanto cubrirlo la
mayoría del tiempo. Si bien hubo un tiempo en que solía ser muy tímido y algo gruñón,
eso cambiaria con el tiempo y gracias a la compañía de Sebastian; ya que,
aunque éste no lo admita directamente, él quería mucho a Sebastian, y le
agradecía infinitamente el como éste no se apartó de su lado, cuando Ciel
admitió entre llanto lo muy enamorado que creía encontrarse de él.
Fue en ese momento que Ciel pensó que ya
todo habría acabado. Que luego de tal y repentina confesión, Sebastian se alejaría.
Más su sorpresa fue grande cuando el mismo Sebastian admitió sentirse de igual
forma, y sentirse muy culpable a causa de ello.
El mayor lo pensó mucho, y pasaron
varias semanas en las que ambos simplemente mantuvieron su distancia. Pero
cuando Ciel cumplió la edad de quince años, el cariño por parte de ambos no
impidió que se fundieran en un abrazo, que terminó de confirmar que lo que
ambos sentían no era un pecado. Ambos se querían, vivían juntos, la pasaban
bien en compañía del otro. Entonces, ¿Por qué algo como ello tendría que
cambiar? Así que simplemente decidieron dejar esas dudas de lado, y
compartieron aquellos momentos que ambos tanto atesoraban.
Como, por ejemplo, preparar la comida
juntos. El papel de Sebastian como mayordomo de una mansión, no solo le exigía
ser perfecto en el orden del hogar, sino también ser un buen cocinero. Y eso es
algo que el Sebastian tras bambalinas agradecía, ya que gracias a las multiples
clases de cocina y repostería que llevo para interpretar bien su papel, era que
ahora podía prepararle todo tipo de platillos a su consentido, solo para verlo
feliz.
La fascinación en el rostro de Ciel al
momento de ver como quedaron los brownies que ambos prepararon, no se podía
comparar con nada. Ya que nunca olvidaría su rostro sonriente, sus mejillas
regordetas por la comida, sus labios cubiertos con algún dulce preparado por
él, y su dulce voz felicitándolo y pidiéndole más. Esas eran detalles que
Sebastian nunca olvidaría.
Y sabia mejor que nadie, que Ciel
tampoco lo haría.
Su día ordinario terminaría con él
abrazado al menor y sus leves ronquidos. Le cubriría lo mejor que pudiera,
programaría el despertador para el día siguiente y se entregaría al cansancio y
felicidad de tener a Ciel en su vida.
En su monótona y cálida vida.
PD. Disculpen los errores, y ¡GRACIAS POR LEER! ♡
By: clxwnmxsk
Kuroshitsuji; yaoi; boyslove; Sebastian x Ciel; anime shipps.
Romance; fluff. au!
754 ~ One Shot.
Música de ambientación sugerida: Lana del Rey - Love ♪
Arlequín de la antigüedad, aquel que sonríe con una sonrisa dibujada en carmín. Llevo letras en el alma y sueños en la cabeza. Caminante de una ruta sin retorno. Enamorada de un alma desahuciada que siempre recordaré a través de mis escritos, como él me recuerda en sueños.
¡Disclaimer!
A través de Tinta y Papel...
La mayoría de las veces sueño despierta y rio sola. Y está bien, porque así soy. Con una debilidad por las personas heridas y con un buen sentido del humor.
Una persona que gusta de la buena música independientemente del idioma, que adora las letras amorosas y el olor de los libros antiguos. Disfrutando de un buen anime para variar, al igual que los mangas que me consumen por completo.
Llevo una promesa de la luna tatuada en el alma: 11:06.
Llevo una máscara que unos chicos me regalaron con todo su amor.
Escribo por mero placer, de las parejas que muestran tanto cariño como por aquellos que los crearon.
¡Importante!
¡TaYuto!
❥「 Yutori es lo más dulce del mundo. Taku es lo más alegre y divertido que él adorara por el resto de su vida! 」
Era una injusticia no permitirme festejar cuando realmente quería reír. Era una injusticia pues la mascara de felicidad que cargaba como ...
¡Advertencia!
Está expresamente prohibido copiar, transmitir, transcribir, alterar o reproducir por cualquier medio electrónico o mecánico alguna de las historias aquí publicadas, sin permiso escrito por parte del autor. Respetemos el trabajo ajeno, por favor. Todos los derechos reservados.
En una oportunidad quisiera hablarle a alguien. Les hablo a las personas que leyendo estas letras no se van, se quedan, tal vez por curiosidad, tal vez por simple morbo, porque simplemente les resulta interesante, les hablo a todos ustedes y les pido que me dejen seguir dedicando letras y pensares. Les cuento que encuentro placer en la lectura y la escritura, porque digo en ellas más de lo que mi garganta me permite. Le hablo al payaso que con generosidad me presto su máscara para que fingiera vivir, a sonreír...a simplemente existir...