lunes

❝❞ ━: アンジェラス「 TaYuto Ver.」

Un “gracias” no basta para poder expresar toda la gratitud que tengo para contigo. Desde que te conocí fuiste una especie de ángel guardián para mí. En su momento no quise creerlo, pero siempre te encontraba a mi lado cuando más lo necesitaba, con tu sonrisa radiante y tus manos entrelazadas entre sí.
El recuerdo de nuestro primer encuentro sigue fresco en mi memoria.
No sabía muy bien como comenzar una nueva etapa en mi vida. No sabía a qué exactamente me enfrentaría. Tenía miedo, no lo niego. Miedo de no encajar, miedo de que los directivos de la discográfica vieran fallas en mí, y desistieran de querer formar una banda conmigo incluido. No obstante, todo mi ser me decía que el cambio era necesario en mi vida. Que tenía que dejar de ser un chico que solo componía para pasar el rato, a solas en su habitación. Que mi guitarra era mi única fiel acompañante, y que las notas creadas de una mente aburrida, tenían que salir de esas cuatro paredes. Sin embargo, al llegar a la capital, me sentí desorientado. Estaba en el mismo país, el viaje de Osaka hasta Tokyo no era muy largo, pese a que yo lo haya sentido así. Y para cuando llegué al sello discográfico, nuevamente me perdí. Mi desorientación me llevó a pedir indicaciones tres veces, y justo cuando pensaba desistir, regresar al día siguiente y pedir disculpas por mi falta anterior, tú apareciste.
Me tocaste el hombro, me sonreíste y preguntaste si iba por la propuesta de formar parte de la nueva banda. Asentí sin saber que más hacer. De repente mi voz no la encontraba, mis manos se aferraron a los interiores de mis bolsillos, y mis pies se sentían inquietos en su lugar. Y de nuevo me sonreíste, me disté una señal para que te siguiera y así lo hice.
Verte caminar a mi lado me hizo apreciar lo hermoso que era tu perfil, parecías un hombre maduro enfrentándose a la vida sin temor; nuevamente me miraste y me dedicaste esa sonrisa que empezaba a gustarme y lo dulce de tu rostro me descoloco por un momento. No supe cómo responder, traté de imitar tu sonrisa y fallé terriblemente. Me dedique a verte de reojo, apreciar tus facciones y comenzar a recordarte. Sinceramente no me pareciste sumamente atractivo, ni sexy, ni nada por el estilo, solo me pareciste…bonito.
Lo que vino me sorprendió aún más.
— ¿Estas muy nervioso?
Nuevamente me habías hablado, y nuevamente trate de atar palabras que poder expresar, quedándome en blanco. No esperaste respuesta mía, solo fuiste hasta la puerta que nos habían indicado y abriste dejándonos pasar. Para cuando llegamos, todos ya se encontraban allí. Vi a tres chicos más de casi nuestra edad, excepto por uno que parecía ser menor. Nos presentaron a cada uno de los presentes, y ahí fue cuando descubrí tu nombre y volví a ver esa linda sonrisa que antes, con amabilidad, me mostraste a mí.
El inicio fue complicado, lo reconozco. Las cinco personas que conformaríamos la banda, teníamos todos diferentes personalidades, pero de alguna manera logramos encajar. La nueva etapa en mi vida que tanto buscaba, por fin comenzaba.
Y serías tú mi más fiel compañía.
Ahora tengo muchas cosas por las cuales debo agradecerte. No solo fue en nuestro primer encuentro, fueron en muchas ocasiones más.
Gracias por esperar a que te hablara al tercer día, ya que los dos primeros me vi balbuceando como un perfecto idiota mientras tú solo reías y respondías por mí, acertando en cada respuesta. Me sorprendías cada vez más, y tu sonrisa cada día se volvía algo indispensable en mí día a día.
Gracias por la vez en la que me prestaste tu paraguas aquel día de lluvia, mintiéndome asegurando que tenías otra, cuando en realidad era lo contrario. Todavía recuerdo tu espalda alejándose de mí, quise ir tras tuyo, pero me contuve por ser demasiado tímido. Al igual que un tonto.
Gracias por decirme que era uno de los mejores guitarristas con los que habías tocado. Apenas escuchar esas palabras, sentí como mi pecho se inflaba y una sonrisa afloraba en mi rostro. Muchas veces llegue a sentirme inseguro de mi talento, pero tú me alentaste y fuiste mi más grande inspiración.
Gracias por quedarte conmigo hasta altas horas de la noche para practicar. Nuestra primera gira como solitario, había llegado más pronto de lo que habíamos pensado. No era la primera vez que nos presentaríamos en público, pero saber que seríamos nosotros los únicos en un escenario, con un repertorio más completo y cientos de personas observándonos, me ponían nervioso, muy nervioso. Pero estuviste allí cuando te pedí ese favor de quedarte conmigo, me sonreíste como de costumbre y supe que estar a tu lado me hacía feliz.
Gracias por llamarme aquella noche pidiéndome que fuera por ti. La celebración por culminar nuestra primera gira en éxito, nos había llevado a celebrar con el resto de los miembros de staff, para luego hacerlo tú con unos amigos a quienes no veías desde hace algún tiempo. Al inicio, no mentiré, me sentí un poco desilusionado de que no quisieras quedarte con nosotros para celebrar…conmigo. Pero ello no importo, cuando a las dos de la mañana, me llamaste entre balbuceos y notablemente cansado. Me asuste un poco, pero aseguraste que estabas bien y comenzaste afirmar que la edad comenzaba a pesarte, y tu resistencia al alcohol comenzaba a mermar. Todavía recuerdo sonreír embobado mientras escuchaba tus lamentos pidiendo que te fuera a auxiliar, entretanto me cambiaba de ropa, escuchando risas y música del otro lado de la línea.
Ese día fue especial ¿sabes? Tal vez ahora no lo recuerdes, pero cuando llegué te veías con los ojos rojos y balbuceabas incoherencias; estabas muy tomado. Tus mejillas estaban más rojas de lo común, y tus labios se relamían una y otra vez tratando de explicar lo que había pasado en la noche; pero no te entendía, y tu solo te reías. Aun con mis nervios por mil, logre llevarte afuera para que pudieras tomar un poco de aire fresco, que ciertamente necesitabas. No parabas de reír cono cada palabra que decías, empezaste hablando de la fiesta y terminaste hablando de la contaminación ambiental. No pude evitar reírme con cada ocurrencia que decías, que terminé llorando de la risa, al igual que tú. Las cosas pasaron muy rápido luego de eso, pero puedo jurar que nunca antes me había sentido más feliz al sentir tus labios contra los míos. Llevábamos una danza acompasada, como si ese momento estuviera escrito desde antes, y solo bastaba un movimiento por parte de alguno de nosotros. El primer movimiento lo tuviste tú, más eso no impidió que yo lo siguiera con mis manos en tus caderas, profundizando aquel beso que por tanto tiempo había estado anhelando.
¿Sabías que ese día yo sentí tocar el cielo con las manos?
Gracias por aparentar normalidad ante lo sucedido en esa fiesta. No te mostraste incomodo, porque al parecer no lo recordabas debido a tu estado de ebriedad, pero yo si lo recordaba, y fue duro admitir que estaba enamorándome de ti cada vez más. Notaste lo nervioso que me ponía tu cercanía, que tratabas en lo mínimo de incomodarme. No se cuales habrán sido tus pensamientos en esos momentos, pero fuiste muy considerado y eso solo profundizo aún más los sentimientos que tenía por ti.
Gracias por escogerme a mí como primera opción para componer las canciones principales del nuevo álbum. Me habías escuchado componer a solas en el estudio de grabación, mencionabas varias veces que lo hacía muy bien, me propusiste la idea de componer de formar oficial para la banda, y pese a que te dije que no estaba seguro, tú habías logrado impulsarme en mi carrera con esa simple propuesta. No mentiré, me entusiasmé muchísimo el que todos estuvieran de acuerdo. Tanto, que ese mismo día te lo demostré con ese enorme abrazo de oso que te di, tú solo reías correspondiéndome el abrazo y para cuando nos vimos a los ojos, nació en mi la leve esperanza de que tal vez, solo tal vez, podías llegar a sentir lo mismo que yo.
Gracias por apoyarme en cada presentación, diciéndome que lo haríamos bien, que estábamos juntos y que eso era lo importante. Aún recuerdo tu expresión cuando tomaste mi rostro entre tus manos e hiciste que te mirara al rostro. Me da vergüenza admitirlo, pero pensé que me besarías que sin querer estire mis labios hacia ti causando que te rieras, y que yo me pusiera de mil colores.
Gracias por levantarme el ánimo cada que me notabas decaído ante mis pensamientos por querer volver a Osaka. Lo pensé muchísimo ¿sabes? Desde un principio sabía que había muchas cosas en juego, pero no importaba cuantas vueltas le diera, siempre llegaba al mismo resultado: no quería alejarme de ti. Pensar en otra persona que no fuera yo o algún miembro de mi familia, no me había sucedido antes de conocerte. Te volviste alguien tan esencial en mi vida que me plantee mucho lo que tenía que hacer.
Al final solo llegué a la conclusión de que realmente te amaba.
Gracias por respetar mi decisión de marcharme del grupo y, sobre todo, por entender mis razones del porque lo hacía. Nuestra última conversación marco un antes y un después en nuestras vidas. Al final, fuimos todos nosotros quienes llegamos a la misma conclusión: la separación era inminente. Marcamos un inicio juntos, y de igual forma marcaríamos un final. Recuerdo ver el rostro de todos cuando la reunión termino. Y mi preocupación fue en aumento, cuando vi el tuyo. De inmediato quise ir hasta ti y decirte que éste no sería el final para nosotros, si es que teníamos algo, pero simplemente te levantaste de tu lugar y saliste de allí.
Gracias por decirme tales palabras cuando más las necesitaba. Cuando la fecha estipulada había llegado por fin, todos nos dimos un gran abrazo en conjunto, celebramos una última vez y comenzamos a irnos por caminos distintos. Fuiste tú quien se ofreció en ir a mi departamento para ayudarme a terminar de empacar. Sin embargo, mientras yo terminaba de empacar mis cosas, tu solo me veías desde el marco de la puerta sin decir nada y con la vista baja. Tú silencio me inquieto, que de pronto pensé que me reclamarías, que me insultaras diciéndome traidor o cosas por el estilo; más lo que vi, jamás me lo esperé.
Tú solo evadiste mi mirada cuando note la primera lágrima deslizarse por tu mejilla. Note como mordías tus labios en un intento desesperado por parar ese llanto que desbordaban de tus ojos, de esos hermosos ojos de los cuales me enamore.
La frase que me dijiste a continuación nunca la olvide. Siempre quedo grabada en mí como si fuera un tatuaje en la piel. “No vayas a dejar de amarme apenas cruces esa puerta”. Me quedé estupefacto, sin saber que decir u hacer. Debo admitirlo, quise responderte luego que no lo haría, que jamás te olvidaría y sobretodo que siempre te amaría, pero apenas gire sobre mis talones, tú solo corriste de manera veloz al baño encerrándote en él y dándome la despedida más difícil de toda mi existencia.
Gracias por reunirte conmigo una última vez antes de que partiera de vuelta a Osaka. Recuerdo que fue Chizuru quien te dio la noticia, él mismo me lo había comentado, más no esperaba que luego de ello quisieras verme. Nuevamente no sabía qué hacer, que decir, ni siquiera sabía cómo vestirme: con algo de la ocasión o solo algo informal. Al final terminé vistiendo con lo primero que encontré. Para cuando llegué tú ya estabas ahí, confirmé que había llegado tarde. Tuve miedo de hablarte y que me rechazaras, y recordé el último mensaje que me disté. Entonces con la firme idea de confirmar tus palabras, asegurando cada una de ellas, te fui a saludar.
Gracias por darme el mejor día de mi vida. Luego de que charláramos por horas y horas, como si realmente el tiempo se hubiera detenido solo para nosotros, para que disfrutáramos de cada segundo a lado del otro, tú me pediste que te llevara una vez más a mi departamento. No me negué, pero el descubrir tus intenciones, me asombre a tal punto que ésta vez no balbucee, solo me quede callado.
Primero lloraste en mis brazos confesando que también estabas enamorando de mí, que me amabas como sabías que yo lo hacía, que todos los días añorabas mi presencia y preguntaste si yo también lo hacía. ¿Cómo pudiste si quiera dudarlo? Te extrañaba como nunca a nadie había extrañado, todos los días me preguntaba por ti y siempre pedía porque estuvieras bien. Entendí que lo nuestro era algo más que amor, era añoranza, deseos de bien para el otro, amistad, adoración.
Yo te adoraba y tú de igual forma. 
Todavía recuerdo lo inexpertos que nos veíamos para cuando hicimos el amor por primera vez. Tú temblabas bajo mío y yo solo trataba de mantener la cordura para no lastimarte, y hacerte saber en cada beso, en cada estocada, en cada suspiro cuanto te amaba. Esa noche nos volvimos uno. Te amé como nunca y tú me añoraste como a nadie.
Gracias por la despedida y esa promesa de amor que aún mantenemos. Minutos antes de que ingresara al tren que me llevaría de vuelta a casa, tú viniste corriendo gritando mi nombre. Te veías agitado que me pregunte por cuanto tiempo habías estado en plena maratón. Me diste una carta, y murmuraste para mí que me esperarías y que al volver serías la primera persona en recibirme.
Esa noche no pude evitar soltar lágrimas de felicidad al leer la nota que me dejaste. Solo fueron unas cuantas palabras, pero solo eso basto para que me destrozaras y reconfortaras por dentro en solo un segundo. La nota decía: te amo, no lo olvides.
Gracias por permanecer en mi pensamiento cuando pensé que no la libraría. Un terrible terremoto había afectado todo el país, especialmente la ciudad en donde yo residía. En el peor momento posible y en el mejor de mi vida. Puedo jurarlo, el ver morir a cientos de personas sin tener siquiera la opción de ayudarlas por estar atrapado, era una imagen que nunca olvidaría. Me sentí aterrado, pero no de que pudiera perder la vida en cualquier momento, me sentí aterrado de no volverte a ver. La sola idea infundía un miedo impresionante en mí, como también me daba las fuerzas por resistir lo más que podía. Confiando en que la ayuda llegaría. Pidiéndole a Dios todas esas noches, un solo deseo: el de dejarme verte una vez más. Solo eso.
Gracias por cumplir tu palabra como lo habías prometido. Cuando todo hubo terminado, encontrándome a salvo nuevamente en casa, pensé que ya nada tendría sentido. Lo admito, fue muy pesimista de mi parte el pensar que ya me habías olvidado luego de ver las noticias, y que probablemente estarías a lado de otra persona haciendo tu vida como deberías. Pero no lo hiciste, porque aún con la vista al suelo y mi maletín al hombro en medio de la estación, a lo lejos oí tu voz a la perfección. Temía que fuera otro de mis sueños y solo seguí adelante, más cuando tomaste mi muñeca y al fin pude verte, ni tu ni yo pudimos contener nuestro llanto, y en medio de un abrazo terminamos arrodillados en el suelo sin soltarnos. Deseando que aquello fuera real, que no fuera un sueño, Y repetimos cientos de veces que nos amábamos y sobretodo, que todo estaría bien.
Pasamos por muchas cosas, lo reconozco. Tuvimos días malos, como toda pareja. Descubrimos lo fácil que podíamos estallar solo por unas cuantas palabras o unas simples acciones; las reconciliaciones eran lo mejor, no solo eran besos mientras te tenía arrullado en mis piernas, también lo era hacer el amor hasta cansarnos y terminar dormidos, abrazados como si nunca quisiéramos separarnos. Descubrí que la mejor melodía, eran tus latidos al dormir. Solo eso me podía hacer inmensamente feliz.
La convivencia contigo fue devastadora, no mentiré. Pero vivir sin ti…no quería ni siquiera imaginármelo. Era cierto que muchas veces eras bastante infantil, me desesperabas, sin embargo, no podía amarte menos. Eran todas tus acciones infantiles o no, desesperantes o no, lo que me hacían amarte y adorarte como a nadie.
Por último, quiero darte las gracias, porque después de tantos años de relación, decidiste dejarme. Gracias por ello, gracias por ser mi ángel de la guardia en todo momento. Gracias por soportar todo lo que pasamos después de tanto, gracias por esperarme. Y, sobre todo, gracias por amarme.
Ahora ya has partido, el monitor así lo demostraba. Junte nuestras manos una vez más, tenían arrugas y se veían desgastadas. Lloré sobre ellas y recité cuanto te agradecía por concederme el lugar de ser yo quien tuviera que sufrir con tu partida, de ser yo quien te pudiera llorar al pie de una lápida. De ser yo el que tuviera que pasar con este dolor de no poder más, de ser yo…y que no fueras tú.
Sé que pronto te veré de nuevo, y podremos amarnos como siempre lo hicimos. Para poder enamorarme de ti una vez más. Para poder decirte ‘te amo’ y escucharte decirlo a ti también, y poder besarte bajo esa luna testigo de nuestro amor.
Gracias por todo. Muchísimas gracias, Yutori.


PD. Disculpen los errores, y ¡GRACIAS POR LEER!  
  • By: clxwnmxsk
  • ペンタゴン、(Pentagon); yaoi; boyslove; Taku x Yutori; jrock shipps.
  • Romance; fluff. au!
  • 2,915 ~ One Shot.
  • Música de ambientación sugeridaペンタゴン、(Pentagon) - Goodbye ♪

❝❞ ━: Preludio/Monotonía #1「 SebasCiel 」


Cuando el telón se cerraba, las luces se apagaban, y la vestimenta de la época victoriana se devolvía a los vestuaristas, la vida de Sebastian y Ciel volvía a su rutina tranquila y sosegada apta para los dos. Y es que muy pocas personas se imaginaban que tras los papeles de mayordomo y conde que se mostraba a los televidentes, en realidad solo se encontraban a un maestro de secundaria con fascinación a los gatos (esa parte era real fuera de la serie) y la literatura inglesa, y a un adolescente con un promedio escolar regular, cierta tendencia a lo friki y temor a las tormentas.  
Si, Sebastian y Ciel podían llegar a ser más comunes que lo que muchos se imaginaban. A excepción de cierto detalle: ellos realmente eran una pareja. Pero no una pareja de tutor o alumno (aunque eso también lo eran, pero dejémoslo de lado por un momento), sino una pareja sentimental, romántica, aquella que comparte abrazos en días festivos, y en días que no lo son, y miran películas acurrucados en el sofá cuando no quieren salir de casa los sábados por la tarde.
Si bien era cierto, que Sebastian podía llegar a verse muy mal ante la sociedad si ventilara su relación con un menor, también lo era que muy poco le importaba. Amaba a Ciel, y sabía que éste tenía el mismo sentimiento para con él. Ya que esa mirada heterocromática que el menor solía darle, cada que se quedaba viéndolo por minutos cuando creía que éste no se daba cuenta, resumían todas las palabras románticas existentes en el mundo, y las que no existían también.
Ciel era huérfano, eso no se alejaba mucho de la ficción, con la diferencia de que sus padres no fallecieron cuando él era un niño, ya que Ciel de hecho no conocía a sus padres ni sabía cómo eran. Él solo sabía que había sido abandonado en un orfanato, y que tiempo después fue adoptado por quien ahora era su “pareja”.
Tenía una pequeña deficiencia con su ojo derecho, lo que lo llevaba a tenerlo de otro color, y por lo tanto cubrirlo la mayoría del tiempo. Si bien hubo un tiempo en que solía ser muy tímido y algo gruñón, eso cambiaria con el tiempo y gracias a la compañía de Sebastian; ya que, aunque éste no lo admita directamente, él quería mucho a Sebastian, y le agradecía infinitamente el como éste no se apartó de su lado, cuando Ciel admitió entre llanto lo muy enamorado que creía encontrarse de él.
Fue en ese momento que Ciel pensó que ya todo habría acabado. Que luego de tal y repentina confesión, Sebastian se alejaría. Más su sorpresa fue grande cuando el mismo Sebastian admitió sentirse de igual forma, y sentirse muy culpable a causa de ello.
El mayor lo pensó mucho, y pasaron varias semanas en las que ambos simplemente mantuvieron su distancia. Pero cuando Ciel cumplió la edad de quince años, el cariño por parte de ambos no impidió que se fundieran en un abrazo, que terminó de confirmar que lo que ambos sentían no era un pecado. Ambos se querían, vivían juntos, la pasaban bien en compañía del otro. Entonces, ¿Por qué algo como ello tendría que cambiar? Así que simplemente decidieron dejar esas dudas de lado, y compartieron aquellos momentos que ambos tanto atesoraban.
Como, por ejemplo, preparar la comida juntos. El papel de Sebastian como mayordomo de una mansión, no solo le exigía ser perfecto en el orden del hogar, sino también ser un buen cocinero. Y eso es algo que el Sebastian tras bambalinas agradecía, ya que gracias a las multiples clases de cocina y repostería que llevo para interpretar bien su papel, era que ahora podía prepararle todo tipo de platillos a su consentido, solo para verlo feliz.
La fascinación en el rostro de Ciel al momento de ver como quedaron los brownies que ambos prepararon, no se podía comparar con nada. Ya que nunca olvidaría su rostro sonriente, sus mejillas regordetas por la comida, sus labios cubiertos con algún dulce preparado por él, y su dulce voz felicitándolo y pidiéndole más. Esas eran detalles que Sebastian nunca olvidaría.
Y sabia mejor que nadie, que Ciel tampoco lo haría.
Su día ordinario terminaría con él abrazado al menor y sus leves ronquidos. Le cubriría lo mejor que pudiera, programaría el despertador para el día siguiente y se entregaría al cansancio y felicidad de tener a Ciel en su vida.
En su monótona y cálida vida.

PD. Disculpen los errores, y ¡GRACIAS POR LEER!  
  • By: clxwnmxsk
  • Kuroshitsuji; yaoi; boyslove; Sebastian x Ciel; anime shipps.
  • Romance; fluff. au!
  • 754 ~ One Shot.
  • Música de ambientación sugeridaLana del Rey - Love ♪



 

Utopian Mind Template by Ipietoon Cute Blog Design

Cute Polka Dotted Red Bow Tie Ribbon