Un
‘gracias’ no basta para poder expresar toda la gratitud que tengo para contigo.
Desde que te conocí fuiste una especie de ángel guardián y aunque al inicio me
mostraba escéptico en cuanto a ello, con el paso del tiempo he llegado a pensar
que los arcángeles realmente existen, y que tú eras uno de ellos.
Aún
recuerdo nuestro primer encuentro, no sabía que hacer en un lugar tan enorme
como la era la empresa a la que ahora pertenecería. No voy a mentir, tenía
miedo. Miedo de no encajar, de que los directivos vieran fallas en mi y
decidieran cortar mi contrato sin siquiera haber debutado, de que las personas
con las cuales formaría grupo les desagradara y me dejaran de lado. Miedo de
que todo fuera un sueño, ya que apenas pase las puertas principales todo se
veía tan nuevo para mí que no supe a donde ir. Como un completo tonto me quede
en medio de recepción con temor de preguntar y sobretodo de dar un mal paso que
podría costarme mi aún inexistente carrera.
Y
justo apareciste tú.
—
¿Nuevo también? —tu voz me sobresalto que cuando gire a verte,
esbozabas una sonrisa de oreja a oreja haciéndome recordar de Sonriente el gato
de Alicia en el País de las Maravillas. Tus mejillas estaban un poco rojas y
tenías una bufanda con la cual tratabas inútilmente de esconder parte de tu
rostro.
Me
quede callado, sinceramente no me pareciste sumamente atractivo, ni sexy, ni
nada por el estilo, solo me pareciste…bonito. Te veías menor que yo, pero tu
voz tenía un tono profundo que de pronto pensé que si hablaba iba a quedar en
ridículo. Mi voz no era tan gruesa como la tuya, he de reconocerlo.
Balbuceé
los primeros segundos sin saber que decir, las palabras parecían atorarse en mi
garganta luchando por no querer salir, pero no quería lucir mas tonto de lo que
ya era y solo aparte la vista.
Lo
que vino me sorprendió aún más.
—
¿Estas muy nervioso? Te entiendo, igual yo.
Nuevamente
me habías hablado, y nuevamente trate de atar palabras que poder expresar
quedándome en blanco. No esperaste respuesta mía, solo fuiste hasta cualquier
extraño que estaba por ahí y le preguntaste a donde debíamos ir. Te vi de lejos
y pude apreciar lo hermoso que era tu perfil, parecías un hombre maduro
enfrentándose a la vida sin temor; nuevamente me miraste y me dedicaste esa
sonrisa que empezaba a gustarme y lo dulce de tu rostro me descoloco por momento.
Sumamente
atractivo, sumamente bonito.
Ahora
tengo muchas cosas por las cuales debo agradecerte. No solo fue en nuestro
primer encuentro, fueron en muchas ocasiones más.
Gracias
por esperar a que te hablara al tercer día, ya que los dos primeros me vi
balbuceando como un perfecto idiota mientras tú solo reías y respondías por mi
acertando en cada respuesta. Me sorprendías cada vez más, y tu sonrisa cada día
se volvía algo indispensable en mí día a día.
Gracias
por la vez en la que me prestaste tu paraguas aquel día de lluvia mintiéndome
asegurando que tenías otra cuando la realidad era lo contrario. Todavía
recuerdo tu espalda alejándose de mi, quise ir tras tuyo, pero me contuve por
ser demasiado tímido. Al igual que tonto.
Gracias
por decirme que mi voz era una de las mejores que habías escuchado cuando
empezaba a dudar de mis capacidades para poder llegar a ser un idol. Solo basto
que mirara el brillo en tus ojos cuando mencionaste tales palabras para que
dejara de lado mis inseguridades y me esforzara lo más que pudiera resultando
ser uno de los vocalistas principales.
Gracias
por quedarte conmigo hasta más de media noche practicando aquella coreografía
que me resultaba sumamente complicada. Ni tu ni yo éramos bailarines
principales, sin embargo, eso no impidió que detallaras los pasos frente a mí
mostrándome la manera correcta de hacerlo.
Gracias
por invitarme al baile de graduación de tu amiga solo con la excusa de no
querer estar solo en medio de una fiesta a la que tu ya eras lo suficientemente
mayor. Me sorprendió muchísimo que me llamaras entrada la media noche, te
escuchabas cansado asegurando que los adolescentes de hoy en día eran más
activos de lo que pensabas y que ya era la quinta canción que tu amiga te hacía
bailar y que ya no podías más. Todavía recuerdo sonreír embobado mientras
escuchaba tus lamentos pidiendo que te fuera a auxiliar entretanto me cambiaba
escuchando risas y música del otro lado de la línea.
Ese
día fue especial ¿sabes? Tal vez ahora no lo recuerdes, pero cuando llegué te
veías con los ojos rojos y balbuceabas incoherencias, estabas tomado. Tus
mejillas estaban más rojas de lo común y tus labios se relamían una y otra vez
tratando de explicar lo que había pasado en la noche pero no te entendía, y tu
solo te reías. Aun con mis nervios por mil, logre llevarte afuera para que
pudieras tomar un poco de aire fresco que ciertamente necesitabas. No parabas
de reír cono cada palabra que decías, empezaste hablando de la fiesta y
terminaste hablando de la contaminación ambiental. No pude evitar reírme con
cada ocurrencia que tenías que termine llorando de la risa, al igual que tú.
Las cosas pasaron muy rápido luego de eso, pero puedo jurar que nunca antes me
había sentido más feliz al sentir tus labios contra los míos. Llevábamos una
danza acompasada, como si ese momento estuviera escrito desde ya y solo bastaba
un movimiento por parte de alguno de nosotros. El primer movimiento lo tuviste
tú, más eso no impidió que yo lo siguiera con mis manos en tus caderas y
profundizando aquel beso que por tanto tiempo había estado anhelando.
¿Sabías
que ese día yo sentí tocar el cielo con las manos?
Gracias
por aparentar normalidad ante lo sucedido en la fiesta. No te mostraste incomodo
porque al parecer no lo recordabas debido a tu estado de ebriedad, pero yo si
lo recordaba, y fue duro admitir que estaba enamorándome de ti cada vez más.
Notaste lo nervioso que me ponía tu cercanía, que tratabas en lo mínimo de
incomodarme. No se cuales habrán sido tus pensamientos en esos momentos pero
fuiste muy considerado y eso solo profundizo aún más los sentimientos que tenía
por ti.
Gracias
por escogerme a mí para producir el nuevo mixtape que querías lanzar. No
mentiré, me entusiasme muchísimo que ese mismo día te lo demostré con ese
enorme abrazo de oso que te di, tú solo reías correspondiéndome el abrazo y
para cuando nos vimos a los ojos, nació en mi la leve esperanza de que tal vez,
solo tal vez, podías llegar a sentir lo mismo que yo.
Gracias
por apoyarme en cada presentación, diciéndome que lo haríamos bien, que
estábamos juntos y que eso era lo importante. Aún recuerdo tu expresión cuando
tomaste mi rostro entre tus manos e hiciste que te mirara al rostro, me da
vergüenza admitirlo, pero pensé que me besarías que sin querer estire mis
labios hacia ti causando que te rieras y que yo me pusiera de mil colores.
Gracias
por levantarme el ánimo cada que me notabas decaído ante mis pensamientos por
querer salir del grupo. Lo pensé muchísimo ¿sabes? Habían muchas cosas en
juego, pero no importaba cuantas vueltas le diera, siempre llegaba al mismo
resultado: no quería alejarme de ti. Pensar en otra persona que no fuera yo o
algún miembro de mi familia no me había sucedido antes de conocerte. Te volviste
alguien tan esencial en mi vida que me plantee mucho lo que tenía que hacer.
Al
final solo llegué a la conclusión de que realmente te amaba.
Gracias
por respetar mi decisión de marcharme del grupo y sobretodo por entender mis
razones del porque lo hacía. Nuestra última conversación marco un antes y un
después en nuestras vidas. Cuando había terminado de empacar mis cosas, tú solo
me veías desde el marco de la puerta sin decir nada y con la vista baja. Pensé
que me reclamarías, que me insultaras diciéndome traidor o cosas por el estilo,
más lo que vi jamás me lo espere. Tú solo evadiste mi mirada cuando note la
primera lágrima salir de tus ojos, note como mordías tus labios en un intento
desesperado por parar todas esas lágrimas que desbordaban de tus ojos, de esos
hermosos ojos de lo cuales me enamore.
La
frase que me dijiste esa vez nunca la olvide, siempre quedo grabada en mí como
si fuera un tatuaje en la piel. ‘No vayas a dejar de amarme apenas cruces esa
puerta.’ Me quede estupefacto, debo admitirlo, quise responderte que no lo
haría, que jamás te olvidaría y sobretodo que siempre te amaría, pero apenas
gire sobre mis talones, tú solo corriste de manera veloz al baño encerrándote
en él y dándome la despedida más difícil de toda mi existencia.
Gracias
por reunirte conmigo una última vez antes de que empezara mi servicio militar.
Recuerdo que fue SeHyuk quien te dio la noticia, él mismo me lo había
comentado, más no esperaba que luego de ello quisieras verme. Nuevamente no
sabía que hacer, que decir, ni siquiera sabía como vestirme, con algo de la
ocasión o solo algo informal. Al final termine vistiendo con lo primero que
encontré. Para cuando llegué tú ya estabas ahí, confirme que había llegado
tarde. Tuve miedo de hablarte y que me rechazaras, y recordé tus palabras,
entonces con la idea firme de confirmar tus palabras, asegurando cada una de
ellas, te fui a saludar.
Gracias
por darme el mejor día de mi vida. Luego de que charláramos por horas y horas,
como si realmente el tiempo se hubiera detenido solo por nosotros para que
disfrutáramos de cada segundo a lado del otro, tú me pediste que te llevara a
mi departamento, no me negué, pero el descubrir tus intenciones me asombraron a
tal punto que esta vez no balbucee, solo me quede callado.
Primero
lloraste en mis brazos confesando que también estabas enamorando de mí, que me
amabas como sabías que yo lo hacía, que todos los días añorabas mi presencia y
preguntaste si yo también lo hacía. ¿Cómo pudiste si quiera dudarlo? Te
extrañaba como nunca a nadie había extrañado, todos los días me preguntaba por
ti y siempre pedía porque estuvieras bien. Entendí que lo nuestro era algo más
que amor, era añoranza, deseos de bien para el otro, amistad, adoración. Yo te
adoraba y tú de igual forma.
Todavía
recuerdo lo inexpertos que nos veíamos para cuando tuvimos nuestra primera vez.
Tú temblabas bajo mío y yo solo trataba de mantener la cordura para no
lastimarte y hacerte saber en cada beso, en cada estocada, en cada suspiro
cuanto te amaba. Esa noche hicimos el amor, te ame como nunca y tú me añoraste
como a nadie.
Gracias
por la despedida y esa promesa de amor que aún mantenemos. Minutos antes de que
ingresara por completo a mi servicio, tú viniste corriendo gritando mi nombre,
te veías agitado que me pregunte cuanto tiempo habías estado en plena maratón.
Me diste una carta, y murmuraste para mí que me esperarías y que al salir
serías la primera persona en recibirme.
Esa
noche no pude evitar soltar lágrimas de felicidad al leer la nota que me dejaste.
Solo fueron unas cuantas palabras, pero solo eso basto para que me destrozaras
y reconfortaras por dentro en solo un segundo. La nota decía: te amo, no lo
olvides.
Gracias
por permanecer en mi pensamiento cada que pensé que no la libraría. La guerra
había estallado en el peor momento posible y en el mejor de mi vida. Puedo
jurarlo, el ver morir a tus camaradas frente tuyo, era una imagen que nunca
olvidaría. Me sentí aterrado, pero no de que pudiera perder la vida en
cualquier momento, me sentí aterrado de no volver a verte. La sola idea
infundía un miedo impresionante, como también me daba las fuerzas por resistir
lo más que podía. Todas esas noches solo le pedía a Dios un solo deseo, el de
dejarme verte una vez más. Solo eso.
Gracias
por cumplir tu palabra como lo habías prometido. Al terminar la guerra luego de
años y de que yo pudiera volver a casa, pensé que ya nada tendría sentido. Lo
admito fue muy pesimista de mi parte el pensar que ya me habías olvidado y que
probablemente estarías a lado de otra persona haciendo tu vida como deberías.
Pero no lo hiciste, porque aún con la vista al suelo y mi maletín al hombro, a
lo lejos oí tu voz a la perfección. Temía que fuera otro de mis sueños y solo
seguí adelante, más cuando tomaste mi muñeca y al fin pude verte, ni tu ni yo
pudimos detener las lágrimas y en medio de un abrazo terminamos en el suelo sin
soltarnos, deseando que aquello fuera real, que no fuera un sueño, y repetimos
cientos de veces que nos amábamos y sobretodo que todo estaría bien.
Pasamos
por muchas cosas, lo reconozco. Tuvimos días malos, como toda pareja.
Descubrimos lo fácil que podíamos estallar solo por unas cuantas palabras o
unas simples acciones; las reconciliaciones eran lo mejor, no solo eran besos
mientras te tenía arrullado en mis piernas, también lo era hacer el amor hasta
cansarnos y terminar dormido abrazados como si nunca quisiéramos separarnos.
Descubrí que la mejor melodía, eran tus latidos al dormir. Solo eso me podía
hacer inmensamente feliz.
La
convivencia contigo fue devastadora, no mentiré. Pero vivir sin ti…no quería ni
siquiera imaginármelo. Era cierto que muchas veces eras bastante infantil, me
desesperabas, sin embargo no podía amarte menos. Eran todas tus acciones
infantiles o no, desesperantes o no lo que me hacían amarte y adorarte como a
nadie.
Por
último quiero darte las gracias, porque después de tantos años de relación,
decidiste dejarme. Gracias por ello, gracias por ser mi ángel de la guardia en
todo momento. Gracias por soportar todo lo que pasamos después de tanto,
gracias por esperarme. Y sobretodo gracias por amarme.
Ahora
ya has partido, el monitor así lo demostraba. Junte nuestras manos una vez más,
tenían arrugas y se veían desgastadas. Lloré sobre ellas y recite cuanto te
agradecía por concederme el lugar de ser yo quien tuviera que sufrir con tu
partida, de ser yo quien te pudiera llorar al pie de una lápida. De ser yo el
que tuviera que pasar con este dolor de no poder más, de ser yo…y que no fueras
tú.
Se
que pronto te veré de nuevo, y podremos amarnos como siempre lo hicimos. Para
poder enamorarme de ti una vez más. Para poder decirte ‘te amo’ y escucharte
decirlo a ti también, y poder besarte bajo esa luna testigo de nuestro amor.
Gracias
por todo. Muchísimas gracias SangWoon.
PD. Disculpen los errores, y ¡GRACIAS POR LEER! ♡
By: clxwnmxsk
Romance; drama, fluff
2478 ~ one shot.
Música de ambientación sugerida: Amaranthe - Endlessly ♪
Arlequín de la antigüedad, aquel que sonríe con una sonrisa dibujada en carmín. Llevo letras en el alma y sueños en la cabeza. Caminante de una ruta sin retorno. Enamorada de un alma desahuciada que siempre recordaré a través de mis escritos, como él me recuerda en sueños.
¡Disclaimer!
A través de Tinta y Papel...
La mayoría de las veces sueño despierta y rio sola. Y está bien, porque así soy. Con una debilidad por las personas heridas y con un buen sentido del humor.
Una persona que gusta de la buena música independientemente del idioma, que adora las letras amorosas y el olor de los libros antiguos. Disfrutando de un buen anime para variar, al igual que los mangas que me consumen por completo.
Llevo una promesa de la luna tatuada en el alma: 11:06.
Llevo una máscara que unos chicos me regalaron con todo su amor.
Escribo por mero placer, de las parejas que muestran tanto cariño como por aquellos que los crearon.
¡Importante!
¡TaYuto!
❥「 Yutori es lo más dulce del mundo. Taku es lo más alegre y divertido que él adorara por el resto de su vida! 」
Era una injusticia no permitirme festejar cuando realmente quería reír. Era una injusticia pues la mascara de felicidad que cargaba como ...
¡Advertencia!
Está expresamente prohibido copiar, transmitir, transcribir, alterar o reproducir por cualquier medio electrónico o mecánico alguna de las historias aquí publicadas, sin permiso escrito por parte del autor. Respetemos el trabajo ajeno, por favor. Todos los derechos reservados.
En una oportunidad quisiera hablarle a alguien. Les hablo a las personas que leyendo estas letras no se van, se quedan, tal vez por curiosidad, tal vez por simple morbo, porque simplemente les resulta interesante, les hablo a todos ustedes y les pido que me dejen seguir dedicando letras y pensares. Les cuento que encuentro placer en la lectura y la escritura, porque digo en ellas más de lo que mi garganta me permite. Le hablo al payaso que con generosidad me presto su máscara para que fingiera vivir, a sonreír...a simplemente existir...