martes

❝❞ ━: ANGELUS「 GohNo 」

Un ‘gracias’ no basta para poder expresar toda la gratitud que tengo para contigo. Desde que te conocí fuiste una especie de ángel guardián y aunque al inicio me mostraba escéptico en cuanto a ello, con el paso del tiempo he llegado a pensar que los arcángeles realmente existen, y que tú eras uno de ellos.
Aún recuerdo nuestro primer encuentro, no sabía que hacer en un lugar tan enorme como la era la empresa a la que ahora pertenecería. No voy a mentir, tenía miedo. Miedo de no encajar, de que los directivos vieran fallas en mi y decidieran cortar mi contrato sin siquiera haber debutado, de que las personas con las cuales formaría grupo les desagradara y me dejaran de lado. Miedo de que todo fuera un sueño, ya que apenas pase las puertas principales todo se veía tan nuevo para mí que no supe a donde ir. Como un completo tonto me quede en medio de recepción con temor de preguntar y sobretodo de dar un mal paso que podría costarme mi aún inexistente carrera.
Y justo apareciste tú.
¿Nuevo también? —tu voz me sobresalto que cuando gire a verte, esbozabas una sonrisa de oreja a oreja haciéndome recordar de Sonriente el gato de Alicia en el País de las Maravillas. Tus mejillas estaban un poco rojas y tenías una bufanda con la cual tratabas inútilmente de esconder parte de tu rostro.
Me quede callado, sinceramente no me pareciste sumamente atractivo, ni sexy, ni nada por el estilo, solo me pareciste…bonito. Te veías menor que yo, pero tu voz tenía un tono profundo que de pronto pensé que si hablaba iba a quedar en ridículo. Mi voz no era tan gruesa como la tuya, he de reconocerlo.
Balbuceé los primeros segundos sin saber que decir, las palabras parecían atorarse en mi garganta luchando por no querer salir, pero no quería lucir mas tonto de lo que ya era y solo aparte la vista.
Lo que vino me sorprendió aún más.
¿Estas muy nervioso? Te entiendo, igual yo.
Nuevamente me habías hablado, y nuevamente trate de atar palabras que poder expresar quedándome en blanco. No esperaste respuesta mía, solo fuiste hasta cualquier extraño que estaba por ahí y le preguntaste a donde debíamos ir. Te vi de lejos y pude apreciar lo hermoso que era tu perfil, parecías un hombre maduro enfrentándose a la vida sin temor; nuevamente me miraste y me dedicaste esa sonrisa que empezaba a gustarme y lo dulce de tu rostro me descoloco por momento.
Sumamente atractivo, sumamente bonito.
Ahora tengo muchas cosas por las cuales debo agradecerte. No solo fue en nuestro primer encuentro, fueron en muchas ocasiones más.
Gracias por esperar a que te hablara al tercer día, ya que los dos primeros me vi balbuceando como un perfecto idiota mientras tú solo reías y respondías por mi acertando en cada respuesta. Me sorprendías cada vez más, y tu sonrisa cada día se volvía algo indispensable en mí día a día.
Gracias por la vez en la que me prestaste tu paraguas aquel día de lluvia mintiéndome asegurando que tenías otra cuando la realidad era lo contrario. Todavía recuerdo tu espalda alejándose de mi, quise ir tras tuyo, pero me contuve por ser demasiado tímido. Al igual que tonto.
Gracias por decirme que mi voz era una de las mejores que habías escuchado cuando empezaba a dudar de mis capacidades para poder llegar a ser un idol. Solo basto que mirara el brillo en tus ojos cuando mencionaste tales palabras para que dejara de lado mis inseguridades y me esforzara lo más que pudiera resultando ser uno de los vocalistas principales.
Gracias por quedarte conmigo hasta más de media noche practicando aquella coreografía que me resultaba sumamente complicada. Ni tu ni yo éramos bailarines principales, sin embargo, eso no impidió que detallaras los pasos frente a mí mostrándome la manera correcta de hacerlo.
Gracias por invitarme al baile de graduación de tu amiga solo con la excusa de no querer estar solo en medio de una fiesta a la que tu ya eras lo suficientemente mayor. Me sorprendió muchísimo que me llamaras entrada la media noche, te escuchabas cansado asegurando que los adolescentes de hoy en día eran más activos de lo que pensabas y que ya era la quinta canción que tu amiga te hacía bailar y que ya no podías más. Todavía recuerdo sonreír embobado mientras escuchaba tus lamentos pidiendo que te fuera a auxiliar entretanto me cambiaba escuchando risas y música del otro lado de la línea.
Ese día fue especial ¿sabes? Tal vez ahora no lo recuerdes, pero cuando llegué te veías con los ojos rojos y balbuceabas incoherencias, estabas tomado. Tus mejillas estaban más rojas de lo común y tus labios se relamían una y otra vez tratando de explicar lo que había pasado en la noche pero no te entendía, y tu solo te reías. Aun con mis nervios por mil, logre llevarte afuera para que pudieras tomar un poco de aire fresco que ciertamente necesitabas. No parabas de reír cono cada palabra que decías, empezaste hablando de la fiesta y terminaste hablando de la contaminación ambiental. No pude evitar reírme con cada ocurrencia que tenías que termine llorando de la risa, al igual que tú. Las cosas pasaron muy rápido luego de eso, pero puedo jurar que nunca antes me había sentido más feliz al sentir tus labios contra los míos. Llevábamos una danza acompasada, como si ese momento estuviera escrito desde ya y solo bastaba un movimiento por parte de alguno de nosotros. El primer movimiento lo tuviste tú, más eso no impidió que yo lo siguiera con mis manos en tus caderas y profundizando aquel beso que por tanto tiempo había estado anhelando.
¿Sabías que ese día yo sentí tocar el cielo con las manos?
Gracias por aparentar normalidad ante lo sucedido en la fiesta. No te mostraste incomodo porque al parecer no lo recordabas debido a tu estado de ebriedad, pero yo si lo recordaba, y fue duro admitir que estaba enamorándome de ti cada vez más. Notaste lo nervioso que me ponía tu cercanía, que tratabas en lo mínimo de incomodarme. No se cuales habrán sido tus pensamientos en esos momentos pero fuiste muy considerado y eso solo profundizo aún más los sentimientos que tenía por ti.
Gracias por escogerme a mí para producir el nuevo mixtape que querías lanzar. No mentiré, me entusiasme muchísimo que ese mismo día te lo demostré con ese enorme abrazo de oso que te di, tú solo reías correspondiéndome el abrazo y para cuando nos vimos a los ojos, nació en mi la leve esperanza de que tal vez, solo tal vez, podías llegar a sentir lo mismo que yo.
Gracias por apoyarme en cada presentación, diciéndome que lo haríamos bien, que estábamos juntos y que eso era lo importante. Aún recuerdo tu expresión cuando tomaste mi rostro entre tus manos e hiciste que te mirara al rostro, me da vergüenza admitirlo, pero pensé que me besarías que sin querer estire mis labios hacia ti causando que te rieras y que yo me pusiera de mil colores.
Gracias por levantarme el ánimo cada que me notabas decaído ante mis pensamientos por querer salir del grupo. Lo pensé muchísimo ¿sabes? Habían muchas cosas en juego, pero no importaba cuantas vueltas le diera, siempre llegaba al mismo resultado: no quería alejarme de ti. Pensar en otra persona que no fuera yo o algún miembro de mi familia no me había sucedido antes de conocerte. Te volviste alguien tan esencial en mi vida que me plantee mucho lo que tenía que hacer.
Al final solo llegué a la conclusión de que realmente te amaba.
Gracias por respetar mi decisión de marcharme del grupo y sobretodo por entender mis razones del porque lo hacía. Nuestra última conversación marco un antes y un después en nuestras vidas. Cuando había terminado de empacar mis cosas, tú solo me veías desde el marco de la puerta sin decir nada y con la vista baja. Pensé que me reclamarías, que me insultaras diciéndome traidor o cosas por el estilo, más lo que vi jamás me lo espere. Tú solo evadiste mi mirada cuando note la primera lágrima salir de tus ojos, note como mordías tus labios en un intento desesperado por parar todas esas lágrimas que desbordaban de tus ojos, de esos hermosos ojos de lo cuales me enamore.
La frase que me dijiste esa vez nunca la olvide, siempre quedo grabada en mí como si fuera un tatuaje en la piel. ‘No vayas a dejar de amarme apenas cruces esa puerta.’ Me quede estupefacto, debo admitirlo, quise responderte que no lo haría, que jamás te olvidaría y sobretodo que siempre te amaría, pero apenas gire sobre mis talones, tú solo corriste de manera veloz al baño encerrándote en él y dándome la despedida más difícil de toda mi existencia.
Gracias por reunirte conmigo una última vez antes de que empezara mi servicio militar. Recuerdo que fue SeHyuk quien te dio la noticia, él mismo me lo había comentado, más no esperaba que luego de ello quisieras verme. Nuevamente no sabía que hacer, que decir, ni siquiera sabía como vestirme, con algo de la ocasión o solo algo informal. Al final termine vistiendo con lo primero que encontré. Para cuando llegué tú ya estabas ahí, confirme que había llegado tarde. Tuve miedo de hablarte y que me rechazaras, y recordé tus palabras, entonces con la idea firme de confirmar tus palabras, asegurando cada una de ellas, te fui a saludar.
Gracias por darme el mejor día de mi vida. Luego de que charláramos por horas y horas, como si realmente el tiempo se hubiera detenido solo por nosotros para que disfrutáramos de cada segundo a lado del otro, tú me pediste que te llevara a mi departamento, no me negué, pero el descubrir tus intenciones me asombraron a tal punto que esta vez no balbucee, solo me quede callado.
Primero lloraste en mis brazos confesando que también estabas enamorando de mí, que me amabas como sabías que yo lo hacía, que todos los días añorabas mi presencia y preguntaste si yo también lo hacía. ¿Cómo pudiste si quiera dudarlo? Te extrañaba como nunca a nadie había extrañado, todos los días me preguntaba por ti y siempre pedía porque estuvieras bien. Entendí que lo nuestro era algo más que amor, era añoranza, deseos de bien para el otro, amistad, adoración. Yo te adoraba y tú de igual forma. 
Todavía recuerdo lo inexpertos que nos veíamos para cuando tuvimos nuestra primera vez. Tú temblabas bajo mío y yo solo trataba de mantener la cordura para no lastimarte y hacerte saber en cada beso, en cada estocada, en cada suspiro cuanto te amaba. Esa noche hicimos el amor, te ame como nunca y tú me añoraste como a nadie.
Gracias por la despedida y esa promesa de amor que aún mantenemos. Minutos antes de que ingresara por completo a mi servicio, tú viniste corriendo gritando mi nombre, te veías agitado que me pregunte cuanto tiempo habías estado en plena maratón. Me diste una carta, y murmuraste para mí que me esperarías y que al salir serías la primera persona en recibirme.
Esa noche no pude evitar soltar lágrimas de felicidad al leer la nota que me dejaste. Solo fueron unas cuantas palabras, pero solo eso basto para que me destrozaras y reconfortaras por dentro en solo un segundo. La nota decía: te amo, no lo olvides.
Gracias por permanecer en mi pensamiento cada que pensé que no la libraría. La guerra había estallado en el peor momento posible y en el mejor de mi vida. Puedo jurarlo, el ver morir a tus camaradas frente tuyo, era una imagen que nunca olvidaría. Me sentí aterrado, pero no de que pudiera perder la vida en cualquier momento, me sentí aterrado de no volver a verte. La sola idea infundía un miedo impresionante, como también me daba las fuerzas por resistir lo más que podía. Todas esas noches solo le pedía a Dios un solo deseo, el de dejarme verte una vez más. Solo eso.
Gracias por cumplir tu palabra como lo habías prometido. Al terminar la guerra luego de años y de que yo pudiera volver a casa, pensé que ya nada tendría sentido. Lo admito fue muy pesimista de mi parte el pensar que ya me habías olvidado y que probablemente estarías a lado de otra persona haciendo tu vida como deberías. Pero no lo hiciste, porque aún con la vista al suelo y mi maletín al hombro, a lo lejos oí tu voz a la perfección. Temía que fuera otro de mis sueños y solo seguí adelante, más cuando tomaste mi muñeca y al fin pude verte, ni tu ni yo pudimos detener las lágrimas y en medio de un abrazo terminamos en el suelo sin soltarnos, deseando que aquello fuera real, que no fuera un sueño, y repetimos cientos de veces que nos amábamos y sobretodo que todo estaría bien.
Pasamos por muchas cosas, lo reconozco. Tuvimos días malos, como toda pareja. Descubrimos lo fácil que podíamos estallar solo por unas cuantas palabras o unas simples acciones; las reconciliaciones eran lo mejor, no solo eran besos mientras te tenía arrullado en mis piernas, también lo era hacer el amor hasta cansarnos y terminar dormido abrazados como si nunca quisiéramos separarnos. Descubrí que la mejor melodía, eran tus latidos al dormir. Solo eso me podía hacer inmensamente feliz.
La convivencia contigo fue devastadora, no mentiré. Pero vivir sin ti…no quería ni siquiera imaginármelo. Era cierto que muchas veces eras bastante infantil, me desesperabas, sin embargo no podía amarte menos. Eran todas tus acciones infantiles o no, desesperantes o no lo que me hacían amarte y adorarte como a nadie.
Por último quiero darte las gracias, porque después de tantos años de relación, decidiste dejarme. Gracias por ello, gracias por ser mi ángel de la guardia en todo momento. Gracias por soportar todo lo que pasamos después de tanto, gracias por esperarme. Y sobretodo gracias por amarme.
Ahora ya has partido, el monitor así lo demostraba. Junte nuestras manos una vez más, tenían arrugas y se veían desgastadas. Lloré sobre ellas y recite cuanto te agradecía por concederme el lugar de ser yo quien tuviera que sufrir con tu partida, de ser yo quien te pudiera llorar al pie de una lápida. De ser yo el que tuviera que pasar con este dolor de no poder más, de ser yo…y que no fueras tú.
Se que pronto te veré de nuevo, y podremos amarnos como siempre lo hicimos. Para poder enamorarme de ti una vez más. Para poder decirte ‘te amo’ y escucharte decirlo a ti también, y poder besarte bajo esa luna testigo de nuestro amor.
Gracias por todo. Muchísimas gracias SangWoon.


PD. Disculpen los errores, y ¡GRACIAS POR LEER!  
  • By: clxwnmxsk
  • Romance; drama, fluff
  • 2478 ~ one shot.
  • Música de ambientación sugerida: Amaranthe - Endlessly ♪


 

Utopian Mind Template by Ipietoon Cute Blog Design

Cute Polka Dotted Red Bow Tie Ribbon